Benedicto XVI: "El verdadero culto de los cristianos es su propia vida"

El Papa Benedicto XVI inauguró la primera audiencia general del año 2009 con una nueva Catequesis San Pablo, ciclo que se había interrumpido con motivo de las celebraciones de Navidad.



Ante los congregados en el Aula Pablo VI, el Papa Benedicto XVI se dedicó a hablar largamente sobre uno de los temas más importantes de la teología paulina, que es la cuestión del "nuevo culto" inaugurado con el cristianismo, frente a los rituales judíos y paganos de la época.


Basándose en tres textos de la carta de san Pablo a los Romanos, el pontífice explicó a los presentes que el apóstol San Pablo "traía una nueva visión del culto" frente a la concepción del Pueblo de Israel.



Este "nuevo culto" se realiza en la propia vida del cristiano "cuya vida está unida a Cristo", y no supone una "espiritualización" del culto judío, como muchos han creído erróneamente, sino al contrario, "algo concreto y real" que engloba "toda la persona".


El deseo de redención de Israel que simbolizaban los sacrificios de los animales en el templo, se cumple de forma real en Jesucristo, explica el Papa: "con la sangre de los animales no se realiza este proceso. Era necesario un contacto más real ente la culpa humana y el amor divino. Este contacto ha tenido lugar con la cruz de Cristo".


Por eso, Benedicto XVI rebate a quienes piensan que san Pablo proponía una "espiritualización" del culto judío; al contrario, el culto del templo era un símbolo de la realidad, que es el sacrificio de Cristo.


"Este culto simbólico, culto de deseo, ha sido sustituido ahora por el culto real: el amor de Dios encarnado en Cristo y llevado a su plenitud en la muerte en la cruz. Por tanto, esto no es una espiritualización del culto real, sino al contrario, es el culto real, el verdadero amor divino-humano, que sustituye al culto simbólico y provisional".


Por eso, la exhortación de San Pablo a los cristianos de "ofrecer sus cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios", consiste en "honrar a Dios en la existencia cotidiana más concreta, hecha de visibilidad relacional y perceptible".


Sin embargo, aclaró el Papa Benedicto XVI, este nuevo culto "no debe entenderse en sentido moralista", en el que el hombre lo haría todo por sí mismo con su esfuerzo moral", porque el sacrificio de la propia vida "sólo puede darse en unión con Cristo", realizada "en la fe y en los sacramentos".


"La Iglesia sabe que en la santísima Eucaristía la autodonación de Cristo, su sacrificio verdadero, se hace presente. Pero la Iglesia reza para que la comunidad celebrante esté realmente unida con Cristo, sea transformada; reza para que nosotros mismos lleguemos a ser aquello que no podemos ser con nuestras fuerzas": ofrenda "que agrada a Dios", explicó.

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